por Paolo Iudicone
En la Ontología del Lenguaje, Echeverría [1] destaca el poder que el coaching ontológico provee al individuo.
Como ser lingüístico, el ser humano se transforma a través de la tensión entre el ser «aquí-ahora» y la Nada del campo de posibilidades y «poder» es precisamente esa capacidad del lenguaje que, adecuadamente utilizado en sesión, abre posibilidades.
De acuerdo.
Pero posibilidad ¿de hacer qué?
Echeverría no puede contestar «crearse a sí mismo», faltando en su visión un ser metafísico al qué el individuo tienda en toda su vida siguiendo el anhélito socrático «Γνῶθι σεαυτόν; (gnôthi seautón!)». El autor suple esta falta a través del concepto de la búsqueda del «sentido a la vida». Ya, pero ¿qué daría sentido a la vida del individuo? Se podría contestar que es precisamente las conversaciones (consigo mismo y/o con el coach) el lugar donde el individuo declara lo que da sentido a su vida y en seguida actúa para conseguirlo.
No me quedo satisfecho. Me falta una guía – aunque no absoluta – que dirija al individuo hasta este sentido.
Esta necesidad la veo convincentemente resuelta por la Terapia de la Gestalt. Según Echeverría el kriterion último es el «poder». Según Perls es el «placer».
La de Perls y la de sus seguidores – merece la pena aclarar – no es un visión meramente dionisíaca. Sino lo contrario.
La terapia de la Gestalt invita al individuo a quedarse en la emoción – en escucha de la tensión al cambio hacía un ser diferente [2]. En este sentido, Fradin [3] destaca que entre las emociones no puedan enumerarse las positivas – de placer y alegría. Él sugiere de llamar emociones solo las sintomáticas del evento del quiebre – a decir las que rompen la trasparencia del fluir de la vida – y entonces solo las negativas: el animo de huir (miedo), el animo de lucha (rabia), la inhibición a la acción (tristeza) y sus derivaciones.
Pasando a través de las fases del ciclo de contacto [4] – en el que el individuo se mueve de la sensación interior a el ambiente donde actúa, hasta volver de nuevo a si mismo – este ser diferente se cumple (se crea). El individuo en fin se retira en un renovado estado de equilibrio “organísmico”.
En practica, el proceso se configura así: como al poner la mano sobre el fuego, el dolor nos avisa que es necesario un cambio (quitar la mano) porqué nos encontramos en una situación que puede conllevar consecuencias para nuestro bienestar, en la misma manera la emoción nos sígnala que nos encontramos en un estado no satisfactorio. Como la palabra emoción ya contiene en raíz el termino “mover” así la sensación que nos provee avisa que es necesario que actuamos para salir del sufrimiento. No creo, de hecho, que sea accidental que Echeverría cite la eliminación del sufrimiento como primer caso del poder transformacional del lenguaje [5].
Esto es precisamente su verdadero poder.
Dirigir, a través de la dirección establecida por la racionalidad «neutra» de la conversación de coaching [6], la tensión entre la polaridad negativa – el ser aquí ahora que experimenta la emoción – y la positiva – el ser deseable en un estado de animo positivo.
En el conseguido equilibrio “organismico” à la Perls, este estado de animo positivo es precisamente lo que llamamos felicidad.
En una visión contemporanea, se ha identificado la felicidad como el nuevo driver del hombre evolucionado a la hora de satisfacer su necesidades más altas [7], en paralelo al placer, factor de base de la motivación no solo del ser humano sino incluso de los otros primates superiores [8]. En este sentido se puede entender la felicidad como un estado de animo positivo que nace cuando el individuo consigue la conciencia de su autoeficacia y de su conexión tanto con los otros seres humanos como con todo el ecosistema en el qué vive [9], segundo un acepción de riqueza expresa en bienes “relacionales” [10].
Eso solo ya nos invita a tomar la felicidad como medida del éxito del coloquio de coaching.
Todavía la psicología positiva nos ha puesto en evidencia que la felicidad genera oportunidad para quienes la experimentan y entonces no está solo al final del camino, sino también es el principal recurso que abre el sendero del empowerment [11].
Para resolver el aparente bucle del objetivo “estar bien para estar bien” (porque si estas mal ¿dónde encontrar dentro de ti el impulso a elegir el bienestar?), la psicología positiva se suporta sobre la terapia cognitiva: la premisa básica de esa metodología es que la interpretación que el coachee tiene de un acontecimiento es lo que le genera una determinada emoción. Con un refrán muy claro David Burns [12] nos invita a trabajar sobre dicha interpretación para que la emoción negativa se alivie: «las emociones siguen a los pensamientos de una forma tan clara como los patitos siguen a su madre; pero el hecho que los patitos sigan fielmente a su madre ¡no significa que la madre sepa a dónde va!». Por lo tanto, para instaurar un estado de animo positivo a partir de una emoción negativa es necesario y suficiente reinterpretar el sucedido a la base deshaciéndose del pensamiento distorsionado [13].
Para hacer esto, el coach ayuda el cliente a ponerlo en un contexto que le dé un sentido especifico y una prospectiva funcional [14].
La conversación de coaching, entonces, no solo puede ser dirigida hasta la felicidad sino puede en si misma invertir la dirección acontecimiento – emoción negativa creando un estado de animo positivo.
Sin embargo, para que el coachee se atreva en la exploración y la intervención (hacia si mismo / el otro / el ambiente) con un enfoque diferente al habitual, es necesario que sea convencido de poder sostener una “perdida momentánea de seguridad” [15]. Precisamente por eso es nuestra opinión que no sea necesario llegar al nivel de rigidez del mismo Perls, según el cual la mayoría de la psicoterapia – al no exigir un compromiso total por parte del paciente – no era diferente al «dar un caldo de pollo al enfermo para que se sienta bien» [16]. La intervención del coach requiere más bien una adecuada alternancia del apoyo y de la frustración [17] concordando pero con que «la primera responsabilidad del terapeuta es no dejar pasar, sin confrontarla, cualquier afirmación o conducta de parte del paciente que no sea relevante o evidencie su falta de auto-responsabilidad» [18].
Lo que invitamos a hacer a nuestros coachee es precisamente utilizar sus fuerza de voluntad para cambiar el modo en que procesan el Mundo y las estrategias que ponen en marcha. Se trata en particular de encontrar lo que los hace sentir bien y los recursos internos (como dice Perls “ver lo que ya está allí”) para que se sientan empoderados.
Sí, hemos vuelto a Echeverría: empoderar es la llave de un coaching que tenga éxito. Pero, no lo olvidamos a la hora de una sesión: poder de ser feliz.
- ECHEVERRIA R., “Ontologia del lenguaje”. Ediciones Granica. Mexico, 2007.
- POLSTER E, POLSTER. M, “Gestalt Therapy Integrated”. Random House, New York City (NY), 1973.
- FRADIN J., Le MOULLEC F., “Manager selon les personalités”. Groupe Eyrolles, Paris 2006. «Les trois états de stress sont, par ordre d’apparition physiologique: la fuite, la lutte et l’inhibition de l’action»; y FRADIN J. et FRADIN F., “La thérapie neurocognitive et comportementale”. Publibook, Paris, 2004 en BOIRON C. “Nous sommes tous faits pour être heureux”. JC Lattès, Paris, 2012. «L’état de fuite correspond à ce que l’on nomme plus communément l’anxiété. L’état de lutte correspond à l’agressivité (défensive). L’état d’inhibition de l’action sous-tend la déprime ou l’auto-dévalorisation».
- El ciclo de contacto se basa en el principio que el individuo persiga un estado de equilibrio interior que Perls define “organismico”. Ref. ZINKER J., “Creative Process in Gestalt Therapy”. Brunner/Mazel Publishers. New York, 1977). Acaba en una vuelta al estado de equilibrio del individuo hasta el siguiente quiebre, estado que ha sido definido como fase adicional llamada “retiro” en qué se integra la experiencia en una nueva identidad. Ref. MENDITTO M., “Comunicazione e relazione”. Ed. Erickson. Roma, 2004
- ECHEVERRIA R., ibidem
- En dicha conversación interviene la racionalidad contrapuesta al dionisiaco – la que Naranjo llama la «flecha apolínea». En NARANJO C., “La dimensione spirituale occulta o implicita della Gestalt” en Informazione Psicologia Psicoterapia Psichiatria» n° 41- 42. Roma, settembre – dicembre 2000
- KOLB Bryan, WHISHAW I. Q., “Neuropsicología humana”. Panamericana. Madrid, 2005
- PASARO DIONISO M. R., “Bases biologicas de la felicidad”, Lecion inagugural del aula de la experiencia, Universidad de Sevilla, 2002.
- MENDITTO M. Aticulo en publicación. Roma, 2012
- NUSSBAUM M., SEN, A. K. “The Quality of Life”. Clarendon Press. Oxford, 1996
- «la felicidad como ventaja (…) nos pide que seamos realistas con respcto al presente, al tiempo que sacamos el máximo partido a nuestro potencial hacia el futuro». En ANCHOR S., “La felicidad como ventaja”. RBA Libros. Barcelona, 2011
- BURNS, D. “Feeling Good: The New Mood Therapy”. Wm. Morrow and Co. New York, 1980
- BEN-SHAHAR T., “La búsqueda de la felicidad”. Alienta Editorial. Barcelona, 2009
- MENDITTO M., 2004, ibídem
- MENDITTO M., ibídem. Se vea también GOLEMAN D., “Vital Lies, Simple Truths: The Psychology of Self Deception”, First Touchstone Edition. New York City, 1986. Según el autor, el intercambio de una consciencia distorsionada a favor de un sentido de seguridad es un principio organizativo que opera a varios niveles de la vida humana.
- RESNICK R., “Chicken soup is poison”, in: SMITH Edward W.L., “Gestalt Voices”, Highland NY, 1992. «¿Te sientes mas suportado cuando la mama te da el caldo?». El mismo Claudio Naranjo recuerda de ser sido tratado rudamente por Perls (ref. Naranjo C., ibídem).
- No siempre el coachee nos propone un problema o un conflicto entre diferentes necesidades, los qué supone una solución. A veces llévanos un caso de crisis personal en la qué esta revisando larga parte de sus prioridades, a veces una herida que requiere solo un proceso de soporte e acogida, otras veces incluso un trastorno psíquico. Advertimos de tener mucho cuidado y de comprobar en supervisión que no se trate de situaciones que requieren la intervención de un psicoterapeuta para la “reconstrucción” de la personalidad del cliente. Ref. Baiocchi P., “Il Counsellor come diffusore sociale in una cultura fondata sull’etica e sull’empatia”. En INformazione Psicologia Psicoterapia Psichiatria, n° 41- 42. Roma, 2000.
- PERLS F., BAUMGARDNER P., “Terapia Gestalt”, Arbol Editorial, Mexico, 1994 en DE CASSO Pedro, “Gestalt. Terapia de autenticidad”, Editorial Kairòs. Barcelona, 2003.
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