di Paolo Iudicone Castiglioni
piudicone@coach2enjoy.org
Me baso en un axioma que comparto con muchos coaches, de enfoque cognitivo como espiritual: «cada persona se comporta de la manera mejor posible». Si no fuera así, se comportaría – lo digo tan fácil – de otra manera. Otros añaden: «… de la mejor manera, dadas sus circunstancias».
Personalmente creo que, si entendemos a las personas como un todo físico, psíquico, emocional y espiritual, nunca falta nada, ni que las circunstancias pueden ser más funcionales.
A raiz de esto, es interesante preguntarse ¿porqué una persona enferma?
Un paso atrás. El tema es: a qué nivel del Ser miraramos cuando hablamos de «enfermedad». Y, desde otro lado, desde qué nivel empezamos a intervenir con el cliente sobre ese asunto.
De nuevo, no soy nada más que mi cliente como para darle sugerencias sobre su propia vida, pero sí puedo acompañarle hacia un espacio diferente donde mirar, y tal vez, de alguna manera, distinta, la situación que genera sufrimiento. Volvamos al Ser. La persona no es solo ese individuo al qué los padres han dado un nombre, y que sigue identificándose como Paolo, Ángela, José, … como un coach, una madre, una hija, un marido, un manager, … un pequeño ser humano.
«Eres un ser espiritual inmerso en una experiencia humana»
Pierre Teilhard de Chardin
A lado de lo que se puede tocar, oír, oler, ver, hay días que vislumbramos algo más.
Es entonces que empezamos a darle al sufrimiento de ese ser humano – que quizás no solo toca, oye, huele – otro sentido.
Si nada le falta, enferma porqué así le sirve y así quiere.
Hay aprendizajes para hacer más importantes de la salud, como por ejemplo darte cuenta de que amar significa permitir a los demás que también amen y entonces enfermas, así al final acabas de ser el niño bueno que cuida de todos y te obligas a que te cuiden.
Hay tareas más altas que tu propio bienestar, como por ejemplo dedicarte a defender muchos seres humanos. Por eso, tú eliges ponerte a ti misma/o en segundo plano, y lo mismo haces con tu cuerpo.
Hay funciones más amplias que tu vida personal, como por ejemplo mantener unida tu familia, y no te importa a ti si no consigues desarrollar una tuya.
Todo esto lo respeto. Honro este «algo más grande» que a ti te guía (como diría Hellinger).
Otra cosa es que sienta que no quede nada para hacer en proposito.
Hay otras maneras, menos sufridas de aprender, menos irrespetuosas de entregarte, menos infantiles de atender a tu función en esta vida.